Puesta en Valor del Puente Griego del Rosedal de Palermo

Construido para cruzar el Lago del Rosedal, el Puente Blanco es también conocido como Puente Helénico o Puente Griego, debido a sus rasgos arquitectónicos.

Puesta en Valor del Puente Griego del Rosedal de Palermo
Puesta en Valor del Puente Griego del Rosedal de Palermo

El histórico puente griego del Rosedal, en el Parque 3 de Febrero, que fue construido con un estilo helénico por el ingeniero agrónomo Benito Carrasco cuando se completó el diseño del Parque, fue restaurado por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad.

«Restauramos este puente que tiene un alto valor histórico y es característico de este Parque. Seguimos recuperando rincones de la Ciudad para que los vecinos los puedan disfrutar y apreciar», expresó Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.

Los trabajos consistieron en el control y numeración de las piezas para facilitar el armado final de la pérgola; el desarme de la estructura de madera; la fabricación de cada pieza de recambio de la pérgola incluyendo corte, cepillado y torneado sobre madera de lapacho negro.

Además, se pintó la madera con protector y esmalte sintético y con antióxido y esmalte sintético a los insertos metálicos. Se realizó el armado in situ de la nueva estructura; se repararon las fisuras y grietas en la mampostería y por último, se puso en valor la instalación eléctrica existente.

Historia de El Rosedal

En 1914, momento en que Benito Carrasco tenía 37 años, asumió la Dirección de Paseos de la Ciudad. Desde 1900 venía trabajando en aquella dependencia. Ni bien asumió, concluyó la obra del Rosedal, junto con el famoso puente helénico, el templete y la pérgola. Así, su gestión se iniciaba con una obra que, a lo largo de cien años, no dejaría de resultar emblemática para el Parque 3 de febrero y para la Ciudad.

Durante su labor en la Dirección de Paseos de la Ciudad, Benito Carrasco trabajó bajo las directivas del célebre arquitecto y paisajista francés, Carlos Thays, a quien ya conocía: Thays fue el director de la tesis con la que Carrasco se graduó, a los 23 años, como ingeniero agrónomo en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires.

De esta manera, Benito Carrasco se convirtió en el discípulo más notable de Thays y, cuando éste dejó la Dirección de Paseos de la Ciudad en 1913 (después de 22 años de gestión), ocupó el cargo de su maestro. El Rosedal fue una gran manera de darle continuidad a la serie de notables obras encaradas por Thays, entre las cuales se encuentran el diseño del Jardín Botánico, del Parque Avellaneda, del Parque Lezama y la reforma del mismo Parque 3 de febrero, entre otras.

Durante 4 años, Carrasco se mantuvo al frente de la Dirección de Paseos, impulsando obras como el diseño del paseo de la Costanera Sur y de la Escuela de Jardineros (hoy “Escuela Técnica de Jardinería Cristóbal M. Hicken”). Al finalizar su gestión, se dedicó a trabajos en el ámbito privado y también a la docencia universitaria, desde donde llevó a cabo una importante labor formativa a través de su cátedra de Parques y Jardines en la UBA.

En 1958, Benito Carrasco falleció, pero su obra lo sobrevive. A casi cien años de su construcción, el Rosedal todavía transmite la pasión y el cariño de quién dedicó su vida a trabajar para que todos los ciudadanos y visitantes de Buenos Aires puedan disfrutar del verde dentro de la Ciudad.

Sus mayores atractivos

El Rosedal es un emblema del diseño paisajístico y regala una imagen privilegiada dentro de la Ciudad: su particular encanto, resultado del trabajo de una de las grandes figuras del urbanismo porteño, le otorga una identidad propia.

Es, quizás, el espacio más visitado del Parque 3 de febrero. Su popularidad no es injustificada: este jardín, cuidadosamente diseñado, fue premiado, en el 2012, con el Garden Excellence Award, otorgado por la Federación Mundial de las Sociedades de Rosas (WFRS). Las especies más comunes son la rosa sevillana, de color rojo brillante, la Johan Strauss, la Charles Aznavour y la Frederic Mistral (las tres de tonalidades rosadas) y la Elina, de color amarillo claro.

Construido para cruzar el Lago del Rosedal, el Puente Blanco es también conocido como Puente Helénico o Puente Griego, debido a sus rasgos arquitectónicos.

Entre los rosales se levantan bustos de poetas famosos, a quienes se rinde homenaje en el Jardín de los Poetas. Allí conviven Dante Alighieri con Jorge Luis Borges, Antonio Machado y Federico García Lorca con Alfonsina Storni, entre otros.

Muy cerca está el Patio Andaluz, construido en 1929 y obsequiado por la ciudad de Sevilla a la ciudad de Buenos Aires. En la fuente, ubicada en el centro del patio, se puede leer la dedicatoria que acompaña al regalo: “A la caballerosa y opulenta ciudad de Buenos Aires en testimonio de comunicación espiritual, Sevilla ofrece esta muestra de la industria de Triana, el barrio de los laboriosos alfareros y los intrépidos navegantes”. Los adornos de mayólica decoran los bancos, escalones y pisos del patio, que está rodeado por ejemplares de glicinas.