Continúa la restauración de murales patrimoniales de la Línea D

El gobierno porteño continúa con la recuperación, el mantenimiento y la conservación de los murales cerámicos de toda la red, que por el decreto 437/97, en su mayoría, fueron declarados bienes patrimoniales. Así, en las estaciones Plaza Italia y Palermo de la Línea D, se pusieron en valor seis obras de la década del ’30.

a fueron recuperadas seis obras de los años 30 en las estaciones Plaza Italia y Palermo, con protección patrimonial. Esta iniciativa es parte de un largo proceso de revalorización patrimonial, ya que las tareas de restauración requieren de mucha precisión al tratarse de obras antiguas cuyas piezas y componentes son únicos y cuentan con un gran valor histórico y cultural.

Murales que ya fueron restaurados

– Almería, España: La Espera de Rafael Cuenca Muñoz (1934), ubicado en el vestíbulo de la estación Palermo.

– Tres murales de la artista Leonie Mathis de Villar (1937): El besamanos de los caciques, Casamientos colectivos y La visita del gobernador; y dos reproducciones de Benito Quinquela Martín (1939): La descarga de los convoyes y Trabajo en el puerto en Plaza Italia.

Murales que están en proceso de restauración


– En la estación Scalabrini Ortíz, fue retirado parte del mural Pobladores del altiplano de Rodolfo Franco para protegerlo de las filtraciones que lo estaban deteriorando.

– En los andenes norte y sur de la estación Catedral se continúa con dos amplios murales: Buenos Aires 1830 y Buenos Aires 1939 de Rodolfo Franco.

– En la estación 9 de Julio con dos obras de Alfredo Guido: San José de Flores, Luján, la quinta y el rancho hacia 1835; y Luján, sus cereales y el Río de la Plata hacia 1936.

– En la combinación de la Línea A y D se están reponiendo piezas del mural Mafalda de Quino.


– En la estación Congreso de la Línea A, también se están reponiendo piezas en en el mural El nacimiento de la Patria de Carlos Nine.


Acerca del proceso de puesta en valor

La restauración es un trabajo integral en el que se reparan las filtraciones, se revocan las zonas de humedad, se limpian en profundidad y se pintan las paredes y se mejora el sistema de iluminación. Por esto, el estado en el que se encuentre cada obra va a definir el tiempo que llevará la intervención.

El equipo de trabajo lleva a cabo distintas tareas:

   – Limpieza por vía seca y húmeda
   – Investigación cerámica, reintegro cromático
   – Nivelación volumétrica, retoque pictórico
   – Intervención y recolocación de piezas sueltas en taller
   – Aplicación de capa de protección
   – Colocación de réplicas de piezas faltantes
   – Limpieza final superficial general

Sobre el Plan de Restauración de Murales en los Subtes

Subterráneos de Buenos Aires implementa desde fines del 2013 el programa de restauración de murales patrimoniales en el marco del Plan de Gestión Cultural y Patrimonial.

El objetivo de esta iniciativa es la recuperación, mantenimiento y conservación de los numerosos murales cerámicos ubicados en paredes de andenes y pasillos de combinación de estaciones de la red.

Los trabajos se realizan sobre seis murales cerámicos ubicados en la Línea D, durante la noche y fuera del horario de servicio. Las tareas requieren de mucha precisión por tratarse de obras muy antiguas cuyas piezas y componentes son únicos y con un gran valor histórico y cultural. Muchos de ellos fueron declarados bienes patrimoniales por el decreto 437/97.

El relevamiento

En la primera etapa se desarrolló una investigación sobre la historia de cada uno de los murales. Para ello, SBASE trabajó en forma conjunta con la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico que seleccionó a un grupo de restauradores en función de su amplia experiencia y aportes en el rubro.

Una vez obtenido el diagnóstico de situación de cada obra se analizaron los criterios actuales de conservación científica para definir el plan de acción.

La restauración contempla amplias tareas de acuerdo al estado de cada obra y cada estudio en particular determina el tiempo de la intervención. De esta forma, el equipo de trabajo lleva a cabo distintas labores que van desde la limpieza por vía seca y húmeda, investigación cerámica, reintegro cromático, nivelación volumétrica, retoque pictórico, intervención y recolocación de piezas sueltas en taller, aplicación de capa de protección, colocación de réplicas de piezas faltantes y limpieza final superficial general.

Para llevar a cabo las restauraciones, es necesario realizar un trabajo integral. Para ello se reparan las filtraciones, se revocan las zonas de humedad, se limpian en profundidad las paredes, se mejora el sistema de iluminación y se pintan las estaciones para ponerlas en valor. Es decir que se trabaja también en el emplazamiento de la obra. 

El relevamiento arrojó murales en distintos grados de conservación por lo que se decidió priorizar a seis obras patrimoniales: cinco emplazadas en la estación Plaza Italia y una en Palermo.

Sobre las obras y el trabajo realizado en cada uno

En la estación Plaza Italia, se restauraron 3 murales en vestíbulo bocetados en 1937 por Léonie Matthis de Villar denominados «La visita del gobernador», «Casamientos colectivos en la Misión San Ignacio Mini» y «El besamanos de los caciques». Los murales, que miden 3,50 metros por 2,15, presentaban faltantes que imposibilitaban su correcta lectura estética, mayólicas fracturadas y diversas roturas con pérdida de sustrato vítreo y cerámico. Además, tenían suciedad generalizada, defectos de manufactura y abrasión en marcos. También se finalizó con el trabajo sobre dos murales en reproducción de 6,45 metros por 4,40 de Benito Quinquela Martín, «La descarga de los convoyes». Están ubicados sobre el piso del andén de la estación Plaza Italia y fueron bocetados por el autor en el año 1939. Las obras presentaban suciedad superficial generalizada, pérdida de material debido a la presión física ejercida por la circulación constante de personas y exposición de las varillas metálicas estructurales. Además faltaba adhesión al mortero y se evidenciaron pequeñas fracturas.
El sexto mural recuperado es «Almería, España: La espera», ubicado en el hall de boletería de la estación Palermo. Fue bocetado por Rafael Cuenca Muñoz en 1934 e instalado en 1939 y sus medidas son 3,60 metros por 2,20 m. La obra presentaba suciedad superficial generalizada y faltante en las juntas. Las 56 mayólicas faltantes en la mitad inferior del área izquierda y central impedían su correcta lectura estética. Al mural se le retiró el marco de madera que lo rodeaba, descubriéndose una guarda cerámica con motivos geométricos idéntica a los revestimientos en zona de andenes y se determinó que ésta era la original por lo que se decidió no volver a enmarcarla y conservar su apariencia primitiva. Durante la intervención se detectaron filtraciones que tuvieron que ser subsanadas para continuar con las tareas. Esta tarea requirió trabajo en taller  para la intervención de piezas sueltas antes de su recolocación.

La historia de los murales

Las obras confeccionadas en cerámica que ornamentan la red de subtes se concibieron con temáticas específicas por línea con la intención de difundir la cultura nacional y temáticas de interés para los usuarios.

Un gran número de artistas convocados trabajaron diseños costumbristas y paisajes de España dado que la economía de los años ’30 no posibilitaba el turismo hacia esos lugares remotos para muchos de los vecinos de la época. El arte en el subte sirvió en ese entonces para difundir esas culturas y fomentar la unidad entre nacionales e inmigrantes.

Muchas de las obras en intervención datan de finales de la década del ’30 y su realización fue llevada a cabo por la fábrica de cerámicos Cattaneo. La materia prima utilizada en la época para la fabricación de las piezas y sus pigmentos son de origen extranjero y, en algunos casos, se consideran tóxicos para los intervencionistas. Esto provoca que el proceso de restauración sea muy artesanal y se deba realizar un profundo análisis químico e histórico para conservar la fidelidad de la obra tanto desde lo físico como desde el sentido otorgado por el artista.

El programa de conservación y restauración de murales en la Línea D es el puntapié de un largo proceso de revalorización patrimonial y del espacio público en toda la red del Subte.