El Hospital Fernández es pionero en un programa para el tratamiento del deterioro neurocognitivo post COVID-19

Hospital Fernández es pionero en un programa para el  tratamiento del deterioro neurocognitivo post COVID-19
El primer programa para pacientes con deterioro neurocognitivo post COVID-19 de la Argentina, se realiza en el Hospital Fernández: en él intervienen distintas disciplinas y se apunta a los pacientes que son derivados desde la UTI porque todavía necesitan cuidados especializados. #COVID-19 #HospitalFernandez #deterioroneurocognitivo #SPTI #UTI 

 

 

Aquellos pacientes que han estado en Terapia Intensiva (TI) por haber padecido COVID-19 ven deteriorada su calidad de vida, con compromisos físicos, mentales y cognitivos, ya que luego de haber sido dados de alta, y durante mucho tiempo, necesitan de cuidados especiales.

El tiempo promedio que un paciente grave permanece internado en la unidad de terapia intensiva (UTI) es de 20 días, pero a veces, puede aparecer el Síndrome Post Terapia Intensiva (SPTI), que es un conjunto de secuelas físicas, psíquicas y neurocognitivas que provocan que no se pueda valer por si mismo y necesite del apoyo y cuidado de profesionales para recuperar sus funciones motrices básicas y su autonomía. 

Leemos en la nota publicada en Infobae que, con el objetivo de evaluar la incidencia del SPTI en los pacientes dados de alta desde las unidades de cuidados críticos (tanto de las COVID-19 como no COVID-19), evaluar si existen diferencias entre este síndrome y el llamado síndrome post COVID, y evaluar la respuesta a un programa de rehabilitación neurocognitiva y neuropsiquiátrica, desde el Hospital General de Agudos J. A. Fernández (ubicado en Av. Cerviño 3356 en el barrio de Palermo) se creó el programa “Evaluación y tratamiento neuropsicológico y psiquiátrico de pacientes con Síndrome Post Terapia Intensiva en el contexto de la epidemia SARS-CoV-2″.

El término SPTI define al conjunto de secuelas físicas, psíquicas y neurocognitivas que frecuentemente afectan a los sobrevivientes de terapia intensiva (TI), y comprometen negativamente, y a veces de forma muy severa, la calidad de vida relacionada con la salud. Se desarrolla rápidamente en el contexto de la enfermedad crítica y puede persistir por períodos muy prolongados luego del alta. Dichas complicaciones impactan en la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus familiares.

En el hospital veíamos pacientes que salían de TI y estaban 30/40 días en la sala de clínica médica porque en sus hogares no contaban con las condiciones para rehabilitarse. Tomando como antecedente nuestra experiencia y estudios que ya habíamos publicado, primero creamos la sala de recuperación post terapia intensiva. A partir de eso, y gracias al trabajo de un grupo multidisciplinario de especialistas, logramos que estos pacientes volvieran a sus hogares después de los 10 a 18 días”, explicó a Infobae Ignacio Previgliano, director del Hospital Fernández, referente indiscutido dentro del sistema de la salud pública de la Ciudad de Buenos Aires.

Luego, Previgliano añadió “El paso siguiente es salir a buscar a estos pacientes y meterlos en un programa de rehabilitación multidiscipliniario pero ya enfocado a la identificación de deterioros neurocognitivos persistentes. Es un tema que nos preocupaba desde antes de la llegada del COVID-19 y la aparición del síndrome post COVID. A raíz de nuestra iniciativa, el modelo se replicó en distintos hospitales de la Ciudad”.

Por último, el director del Hospital Fernández expresó “Esta segunda parte del programa aguarda la aprobación del comité de ética para poder usar los datos para la investigación clínica. La primera parte ya fue presentada y consiste en una investigación sobre la evaluación de los pacientes con daño neurológico y cognitivo post COVID-19. Estamos en el proceso de análisis de los datos y la idea es enviar los resultados a una revista especializada”.

Las complicaciones físicas al alta de TI son frecuentes y habitualmente se clasifican en pulmonares y extrapulmonares

  • La secuela pulmonar más frecuente es la persistencia de restricción ventilatoria y alteración en la difusión de monóxido de carbono, que habitualmente se sostiene durante los primeros seis meses posteriores al alta, y se relaciona con la aparición de fatiga precoz.
  • La complicación extrapulmonar más prevalente es la aparición de debilidad muscular adquirida en UCI (DAUCI), vinculada a la pérdida de masa muscular, fuerza y resistencia y a un incremento en la mortalidad al año cuando persiste al alta de TI.
Las complicaciones psíquicas incluyen: síntomas de ansiedad, depresión, estrés postraumático, miedo a la muerte, irritabilidad, pánico, etc., tienen una incidencia muy superior a la de la población general en el sobreviviente de TI e impactan muy negativamente en la calidad de vida relacionada con la salud. Además, demoran el regreso al trabajo, y en ocasiones, sin detección y tratamiento precoz, evolucionan a la cronicidad.

La disfunción cerebral en TI es uno de los marcadores frecuentes de fallo orgánico, que se manifiestan en el período agudo en forma de delirium. Existe una relación entre la aparición de las mismas y la persistencia luego de la resolución de la enfermedad crítica en forma de deterioro neurocognitivo que impide el retorno a niveles previos de funcionamiento.

Las funciones cerebrales más frecuentemente comprometidas son: la atención, memoria y funciones ejecutivas.

Al igual que para las afecciones de la esfera mental, este tipo de compromiso no suele percibirse a simple vista, como las disfunciones físicas, y requieren ser pesquisados con instrumentos validados. 

Fuente: Infobae

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