Especialistas describen cómo es el mosquito del dengue

«Hay que tomarse el tiempo para pensar dónde hay recipientes en nuestras casas que puedan acumular agua y eliminarlos para que el mosquito no pueda poner los huevos y reproducirse» expresó el director del Instituto Pasteur, Dr. Oscar Lencinas quien, junto a la bióloga Yamila Bechara, explican en esta nota por qué es importante cambiar hábitos domésticos para prevenir las enfermedades que transmite el aedes aegypti.

En Buenos Aires se registran 30 especies de mosquitos de las 3.500 que hay en todo el planeta. Y de esas 30 solamente dos habitan dentro de las casas: el culex y el temido aedes aegytpi. La explicación la hace el Dr. Oscar Lencinas, director del Instituto de Zoonosis Luis Pasteur, quien trabaja junto a un equipo de doctores y biólogos en el estudio del insecto que tanto ha dado que hablar, y en la prevención de las enfermedades que transmite.

Las paredes del instituto tienen afiches con instrucciones muy precisas para prevenir la reproducción del mosquito. «Sin criaderos no hay mosquitos. Y sin mosquitos no hay dengue, zika ni Fiebre Chikungunya». Los vecinos llegan con sus mascotas al viejo edificio de Parque Centenario y mientras esperan ser atendidos leen los consejos de los especialistas.

«Es muy importante enfocarnos en lo que pasa dentro y alrededor de las viviendas para prevenir el dengue» (Dr. Oscar Lencinas).
El aedes aegypti es el vector del dengue, el zika y la Fiebre Chikungunya. No es autóctono sino que llegó de Africa «hace más de 200 años con el tráfico de personas», cuenta Lencinas, y su presencia preocupa tanto que los expertos insisten una y otra vez en la necesidad de interrumpir su reproducción. «Es muy importante cambiar algunos hábitos domésticos».

«A diferencia de otros mosquitos silvestres, que viven en parques y plazas, el aedes aegypti y el culex pipiens prefieren la vida en los hogares o cerca de ellos. Si se alejan de las casas el medio ambiente les resulta hostil y no sobreviven. Por eso es muy importante enfocarnos en lo que pasa dentro y alrededor de las viviendas para prevenir el dengue», explica.

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Lencinas es muy didáctico y tiene una especial habilidad para detectar lugares donde el mosquito puede poner sus huevos. En su despacho de Parque Centenario tiene un potus y dos portamacetas, uno de los cuales tiene arena. «Ven», dice señalando el plato vacío, «la hembra pone los huevos acá, unos milímetros por encima del nivel del agua: puede llegar a poner 60 huevos. Si nosotros agregamos arena al portamacetas -tomando el otro plato- podemos regar la planta tranquilamente y los huevos no tienen forma de transformarse en larvas».

Hay que tomarse el tiempo para pensar dónde hay recipientes en nuestras casas que puedan acumular agua y eliminarlos para que el mosquito no pueda poner los huevos y reproducirse, insiste Lencinas.

Yamila Bechara es bióloga y trabaja desde 2010 en el equipo especializado en mosquitos del Instituto Pasteur. Una de las tareas que realizan es distribuir unos tachitos negros con agua y un palito de madera en distintos puntos específicos de la Ciudad, y recogerlos a los cinco días: «Si aparecen huevos de aedes aegypti en la madera los contamos y vamos teniendo una idea de cómo va variando la población en los distintos barrios», cuenta.

Bechara enumera algunas pistas para distinguir entre los dos mosquitos que aparecen más frecuentemente dentro de nuestros hogares: «El culex es marrón y suele picar de noche: es el que escuchamos zumbar cerca de nuestros oídos cuando estamos durmiendo. El aedes aegypti es más oscuro y tiene manchas blancas como franjas en las patas. Además, pica de día y suele hacerlo varias veces: es raro que salga a alimentarse de noche».

Lencinas camina por los pasillos del Instituto Pasteur como si estuviera en su propia casa: hace 19 años que trabaja allí y a su paso habla con todo el personal que se le cruza. «De las tres enfermedades que transmite el aedes aegypti la única que también se puede transmitir entre personas es el zika», aclara. «Se puede transmitir por vía sexual, o de la madre embarazada al feto a través de la placenta. Pero en cualquier caso hubo una infección anterior por la picadura del mosquito».

Conocer el ciclo de vida, reproducción y transmisión es fundamental, según Bechara, para describir los peligros que genera la presencia del mosquito y tomar las medidas para prevenirlos. «La que pica es la hembra del aedes aegypti porque necesita proteínas de la sangre humana para sus huevos. En el proceso de la picadura la hembra inyecta una saliva anticoagulante. Si está infectada con dengue, zika o Fiebre Chikingunya, transmite cualquiera de esas enfermedades a la persona a través de esa saliva. Si la hembra del mosquito está sana pero pica a una persona enferma de dengue, zika o Fiebre Chikungunya, en la etapa de viremia cualquiera de los tres virus se transfiere al insecto y luego de un período de incubación llega a su saliva y está listo para infectar a otras personas.

«Dentro de un laboratorio el aedes aegypti llega a vivir entre 20 y 30 días -explica Bechara- y un poco menos en su vida normal. Durante su vida puede picar varias veces a distintas personas. No hay registros de que el mosquito infectado transfiera las enfermedades a su cría. La transmisión ocurre cuando el mosquito ataca al hombre y alguno de los dos está infectado».

Por eso los especialistas insisten en las recomendaciones para impedir su reproducción: «Sin criaderos no hay mosquitos. Y sin mosquitos no hay dengue, zika ni Fiebre Chikungunya», repiten.