«Hojas de Otoño» estreno en Argentina el 30 de noviembre

Reseña de «Hojas de Otoño» por Virginia Saidón para Palermo Mío

(«Fallen Leaves», título original «Kuolleet lehdet»)

«Aki Kaurismaki vuelve al ruedo luego de seis años. Y el resultado es óptimo. Lo hace para contarnos una historia de amor. La trama sigue a un hombre y a una mujer solitarios que se encuentran en un bar. En un divertido momento de ‘Fallen Leaves’, sus protagonistas, Ansa y Holappa, participan de un karaoke en un pequeño escenario, y desafinan ante la mirada indulgente de decenas de personas convertidas en público. Aunque apenas se conocen y ni siquiera saben los nombres el uno del otro, emprenden a lo largo del film, un largo reencuentro, porque en un principio parece que el destino los ha reunido para inmediatamente separarlos.

El ha sido despedido de varios trabajos debido a su alcoholismo, mientras que ella trabaja en un supermercado y se aburre con su rutina diaria. Ambos han sido maltratados por sus empleadores y defendidos por sus compañeros. Kaurismaki, como le es habitual, abre la trama a una mirada social donde se muestra la peor cara de la vida del proletariado; el destino sin futuro, los despidos sin indemnización, jefes sin escrúpulos ni empatía, rutina y alcoholismo. El alcohol, consumido en soledad o en compañía de amigos solitarios, no logra aliviar olvidos y esperanzas; y aquí la película vira hacia un mensaje donde encontrarse con el otro puede ser reparador y disfrutable.

Kaurismaki nos lo dice sin palabras, a partir de miradas, toques de humor y música. A pesar de tratarse de una historia de amor triste, está abordada con un gran sentido del humor, con un tono divertido y poblado de guiños complices con el espectador, que no revelaremos, pero que parece decir que aun hay opciones y otros seres que nos acompañan a encontrarlas. El humor negro se convierte en una herramienta que puede salvar a algunos personajes, y a la vez a los amantes del cine que encuentran en Fallen leaves una remozada versión del pasado cinefilo. Con respecto a la música, la película es como una rockola con decenas de canciones que suenan de fondo o son cantadas en vivo. Es una ecléctica selección musical que recorre todos los ritmos y hasta incluye un tango de Gardel.

Con la complicidad de Timo Salminen ( fotografía) y Ville Grönroos ( dirección), Aki Kaurismäki logra una puesta en escena impecable.

El look, la estética, las locaciones, los dispositivos electrónicos podrían ser de hace años atrás. Sin embargo, cuando los personajes prenden esas viejas radios, se escuchan una y otra vez noticias sobre la tan actual guerra de Rusia contra Ucrania. Contrasentido, o es que siempre hay una posible nueva guerra en ciernes? Una clara posición pacifista de este director que siempre apuesta por el encuentro y la sencillez de las miradas. Y una mirada propia actual con algo de nostalgia por aquellos valores que vamos perdiendo.

Bonita, divertida y esperanzada».

Ficha Técnica