Se trata de una galería ubicada a la altura del 3535 de la arteria, a pocas cuadras del Jardín Botánico, que replicará el modelo de la feria ubicada en Lomas de Zamora. Será administrada por Jorge Castillo, uno de los propietarios del sector bautizado como Punta Mogotes. En el último tiempo, el modelo de las «saladitas» creció por varias zonas de la Ciudad.
El modelo de negocios de La Salada, el megapredio de compras que nació a orillas del Riachuelo, tendrá una «filial oficial» en plena Capital Federal. Estará ubicada nada menos que en la Avenida Santa Fe, en el barrio de Palermo y a unas pocas cuadras del Jardín Botánico.
Jorge Castillo, administrador de Punta Mogote, la feria más grande que opera dentro de La Salada, confirmó que está cerrando las negociaciones con los propietarios de una galería ubicada en Santa Fe 3535, entre Julián Alvarez y Áraoz. «La idea es arrancar en marzo, después de las vacaciones», adelantó a El Cronista. Se trata de una galería que tiene dos locales a la calle y unos 50 metros de largo hacia el interior. «El espacio permite instalar unos 150 locales. En cada uno se vende ropa deportiva y ropa para adultos y niños. Además, hay una escalera que lleva a un segundo piso donde la idea es ubicar la parte de venta de comida. Carnicería, panadería, lo básico. Nosotros vendemos el paquete de fideos a $ 5 y el kilo de pan a $ 8», detalló Castillo.
En los últimos años, el modelo de comercialización de La Salada tuvo varias réplicas en la Capital Federal «llamadas «saladitas»? ubicadas en grandes locales cercanos a Plaza Once, Retiro, Constitución, Puente Pacífico y sobre la calle Lavalle. Estos paseos de compra, subdivididos en pequeños espacios, comercializan principalmente artículos deportivos (sin marca o con imitación de marcas famosas) prendas en general para hombres, mujeres y niños y DVDs.
Pero estas ferias no tienen relación directa con la La Salada original de Lomas de Zamora «aunque allí es donde se abastecen de mercadería» excepto una de ellas, ubicada en Flores, en Bogotá y Nazca, que pertenece a Castillo. «Lo que hay en Capital Federal no es lo mismo. Son más chicas y más caras. Ellos nos compran a nosotros», aclaró Castillo.
En el caso de la feria de la Avenida Santa Fe, los propietarios de los locales no venderán sus propiedades sino que formaran una sociedad con Castillo, que se convertirá en el administrador del paseo de compras. Ante las críticas que recibe La Salada, por la venta de mercadería ilegal, Castillo asegura que la actividad que realizan es «legítima» y que aunque tiene sus «errores», está reglamentada y ordenada. «Le damos trabajo a dos millones de personas directa e indirectamente», aseguró y destacó que durante esta semana ?la más fuerte del año? pasan por el megapredio unas 5 millones de personas. La Salada abre los martes, jueves y domingos.
El metro cuadrado en el predio, según detalló Castillo, tiene un valor de u$s 25.000 y los locales en general tienen una medida de dos por dos metros. «Cada local deja unos $ 16.000 por mes. En Capital son locales de 8 metros y u$s 3000 el metro cuadrado porque venden mucho menos», indicó.
Antes de negociar con los dueños de la galería cercana al Jardín Botánico, en uno de los barrios más elegantes de la ciudad, Castillo mantuvo negociaciones con los propietarios de la Galería Da Vinci, que está entre las más importantes de Santa Fe, entre Rodríguez Peña y Montevideo, lo que había generado preocupación entre los comerciantes de la tradicional calle porteña. Sin embargo, la galería permanece completamente cerrada. «En la avenida cuando se vacía un local se ocupa muy rápidamente. Por eso, esto nos llama mucho la atención y nos preocupa porque el rumor es que se instalaría allí una saladita», explicó José Victor Clavería, presidente de la Asociación de Amigos de la Avenida Santa Fe. Es que en el último tiempo, la clásica avenida viene perdiendo algo de su brillo, especialmente con el éxodo de grandes marcas hacia los shoppings. «Sobre la avenida, entre Pueyrredón y Plaza San Martín, hay 504 locales, de los cuales menos de 10 están vacíos. Pero aún así es una cifra destacable porque no suele haber locales cerrados», explicó Clavería.