Las flores del Jacarandá pintaron de lila a la Ciudad

La ciudad se tiñe de lila al cubrirse de flores las copas de esta icónica especie del arbolado porteño
La Ciudad se pinta de lila con la floración del jacarandá. Durante el mes de noviembre festeja su esplendor anual de color al cubrirse de flores las copas de esta emblemática especie de característicos tonos violáceos; el bosque porteño reúne cerca de 19.000 ejemplares de esta variedad en sus parques, plazas y veredas. #jacaranda #jacarandamimosifolia

 

Con la floración del jacarandá, Buenos Aires regala estos días a vecinos y visitantes una estampa única que se repite cada año por estas fechas. La ciudad se tiñe de lila al cubrirse de flores las copas de esta icónica especie del arbolado porteño.

Con casi 19.000 ejemplares distribuidos en parques, plazas y veredas, esta variedad resalta por su atractivo cromático tanto como por sus condiciones de adaptación al entorno urbano.

Gracias al plan estratégico de arbolado, en los últimos años se plantaron más de mil ejemplares de jacarandá en la ciudad”, explicó Julia Domeniconi, secretaria de Atención Ciudadana y Gestión Comunal. Y agregó: “Es una de las principales especies contempladas dentro del Plan de Arbolado y destaca tanto por su belleza como por sus importantes beneficios ambientales”.

En las veredas porteñas se contabilizan 13.872 jacarandás; en tanto, otros 5.050 habitan en los espacios verdes. El jacarandá es el cuarto árbol con mayor presencia en el espacio público porteño, detrás del fresno americano, el plátano y el tilo.

Las zonas con más población de esta variedad son las avenidas Figueroa Alcorta, Sarmiento, 9 de Julio y San Juan. Destacados ejemplares embellecen asimismo el paisaje citadino junto a la Embajada de los Estados Unidos, el Parque Los Andes y el Jardín Botánico.

El jacarandá fue incorporado al paisaje urbano por iniciativa del diseñador francés Carlos Thays a finales del siglo XIX. Siendo director de Parques y Paseos, el experto organizó expediciones al Norte argentino para buscar flora con valor ornamental que pudiese habitar con éxito en la ciudad. Dentro de su plan, evaluó la adaptación de las mismas en el Jardín Botánico y observó cómo prosperaban en un clima menos cálido al de la región septentrional del país.

El ibira-pitá, el lapacho rosado, el palo borracho y el jacarandá fueron algunas de las variedades procedentes de esas latitudes, que hoy la Ciudad produce en su vivero de Parque Avellaneda, donde además se realizan adaptaciones de especies arbustivas y gramíneas con el objetivo de lograr parques y plazas con mayor variedad vegetal que aportan belleza paisajística e innumerables cantidad de beneficios ecosistémicos.

Por sus características tales como la adaptación al ambiente urbano de nuestra ciudad, sus adecuados estándares de seguridad y el plus de su aporte estético, entre otras, el jacarandá es una de las especies cuya participación en el bosque urbano se pretende incrementar hasta duplicar la actual, proceso que estará condicionado por las nuevas incorporaciones que se vayan efectivizando y los reemplazos que se vayan realizando de aquellas especies que al llegar al final de su vida útil se encuentren en corredores definidos para esta especie por el vigente Plan Maestro”, remarca el ingeniero agrónomo Jorge Fiorentino, gerente de Arbolado.

Algunos de los principales corredores de jacarandá en la ciudad

•    Avenida Corrientes, entre las calles Estado de Israel y Dorrego
•    Avenida Sarmiento, entre Avenida del Libertador y el viaducto FCGBM
•    Avenida Figueroa Alcorta, entre las calles Casares y Pueyrredón
•    Diagonal Pte. Roque Sáenz Peña
•    Diagonal Pte. Julio A. Roca
•    Calle Belgrano, entre las calles Entre Ríos y Paseo Colón
•    Calles Lima/Cerrito
•    Calles Carlos Pellegrini/Bernardo de Irigoyen
•    Calle San Juan, entre Boedo y Avenida 9 de Julio
•    Avenida Cabildo, entre las calles Crisólogo Larralde y Dorrego
•    Avenida Luis María Campos
•    Avenida Callao, entre las avenidas Santa Fe y del Libertador
•    Avenida Escalada, entre las calles F.F. de la Cruz y 27 de Febrero
•    Avenida Parque Roberto Goyeneche

Jacarandá Mimosifolia

En Buenos Aires, el jacarandá fue designado como árbol distintivo de la Ciudad Autónoma en 2015 por la Legislatura porteña. Se trata de un árbol semipersistente de porte medio, de entre 12 y 15 metros de altura, de copa ancha y ramas erguidas. Sus flores, de forma tubular y de color azul-violeta, alcanzan una longitud de entre tres y cinco centímetros. 

La Ciudad, a través de la Dirección General de Espacios Verdes y Arbolado y de las comunas, desarrolla tareas de mantenimiento del arbolado público con un equipo conformado por profesionales en arboricultura provenientes de la Universidad de Buenos Aires. Anualmente, se lleva a cabo la plantación de nuevos ejemplares con el objetivo de contribuir al embellecimiento del paisaje urbano e incrementar la calidad ambiental. Buenos Aires cuenta con más de 430 mil árboles, el 85% de los cuales se encuentra en las veredas de la ciudad y el resto en parques y plazas públicas. 

La especie es originaria del Noroeste de Argentina y también se la encuentra en Bolivia, Brasil y Paraguay. Su presencia en la Ciudad es obra del paisajista francés Carlos Thays, que, a fines del siglo XIX, incorporó al arbolado urbano especies de otras zonas del país. Gracias a su gran adaptabilidad, el jacarandá se adecuó a las condiciones del suelo y del clima de Buenos Aires, así pasó a formar parte del paisaje urbano porteño. Inmortalizado en la canción de María Elena Walsh, es reconocido y admirado por grandes y chicos. Tal es así que en el 2015 fue declarado como árbol distintivo de la Ciudad por la Legislatura porteña.

No es solo una flor bonita

Los vecinos de la Ciudad crecen con el color del jacarandá como entorno vital y, a través de los años, desarrollan un vínculo con la especie que lo hace formar parte de la identidad de los barrios porteños. La imagen de aquella calle cubierta por las flores de los jacarandas se inscribe en la memoria y pasa a formar parte del paisaje identitario del barrio.

Comparte con el resto de los árboles sus aportes a los servicios ambientales que le brinda a la Ciudad. Por ejemplo, mejorar la calidad del aire que sus habitantes respiran, regular las temperaturas y asegurar la presencia de la naturaleza en el territorio urbano. 

El jacarandá acompaña con los cambios en su follaje y su floración las cuatro estaciones del año. Es un calendario visual en las calles y parques de la Ciudad. Florece a comienzos de noviembre y sus flores violáceas llueven sobre las veredas y las plazas en los últimos días del mes. El verde de sus hojas se manifiesta en todo su esplendor a partir de diciembre. Durante febrero, en pleno verano, presenta una segunda floración más limitada en intensidad y duración. Al otoño lo transita sin manifestar grandes cambios. Hacia fines del invierno, comienza su proceso de defoliación paulatino en colores amarillos y ocres hasta quedar sus ramas completamente desprovistas de follaje en la primavera temprana.

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