Parroquia San Francisco Javier en el barrio de Palermo

Parroquia de San Francisco Javier
 
La Parroquia de San Francisco Javier, ubicada en Jorge Luis Borges 1855, entre Nicaragua y Costa Rica, en el barrio de Palermo, fue construida para contrarrestar al protestantismo de nuestra ciudad de Buenos Aires, impulsado por William Morris. En este trabajo de compilación, te contamos sobre su origen, su construcción y sus modificaciones. 

 

El 27 de junio de 1899 William Morris fundó, en la zona conocida como Tierra del Fuego en el barrio de Palermo, la capilla anglicana de San Pablo (en la actualidad denominada Iglesia San Pablo de la Unión de las Asambleas de Dios, ubicada en Charcas 4670) donde realizó una labor misionera permanente: visitas a los presos del penal de Palermo, visitas a las casas de los vecinos más carecientes, distribución gratuita de Biblias, grupos de oración, discusión de temas religiosos.

En el año 1898, en una casa alquilada ubicada en Uriarte y Güemes, fundó la primera de las Escuelas Evangélicas Argentinas, a la que comenzó a asistir un grupo de niños a los que encontró vagando por el barrio. Un año después había más de cien los alumnos. También abrió una escuela para mujeres, y más tarde otra en Maldonado (en lo que hoy se conoce como Palermo Hollywood, cruzando el arroyo Maldonado).

Para 1904 ya había 3 escuelas de varones, 2 de niñas, una infantil y un jardín de infantes. Tenían 2700 alumnos, muchos de los egresados eran empleados para trabajar allí y repartían libros, ropa y calzado, y asistencia médica. También contaban con un instituto de telegrafía y de escritura mecánica, un instituto de corte y confección y labores domésticas, un instituto industrial y de artes y oficios, y dos escuelas nocturnas.

Las escuelas llegaron a otros barrios de la ciudad con la autorización y supervisión del entonces Consejo Nacional de Educación, finalizando su desarrollo en 1923 cuando desplegaron siete mil niños en la Av. Sarmiento ante la presencia del entonces presidente Marcelo T. de Alvear, lo que ocasionó una fuerte reacción en las filas católicas de la época, lo que motivó que Monseñor Espinosa, Arzobispo de Buenos Aires, convocara a una comisión de señoras a constituir una sociedad destinada a contrarrestar con hechos concretos (instalando escuelas y templos) la influencia del protestantismo en la ciudad. La Obra de la Conservación de la Fe, tal el nombre dado a la nueva sociedad, en apenas un año, había fundado establecimientos en todos los lugares donde se habían establecido los protestantes (seis en total en el barrio de Palermo). También se construyeron dos iglesias para facilitar a los fieles el cumplimiento de sus deberes religiosos: Nuestra Señora del Rosario y San Francisco Javier en el barrio de Palermo.

La Parroquia de San Francisco Javier se construyó, con la colaboración de los fieles, en un terreno donado ubicado en Borges 1861. Su piedra fundamental fue bendecida el 15 de agosto de 1907 y fue dedicado a San Francisco Javier en homenaje al Reverendo Padre Francisco Laphitz, uno de los directores espirituales de la Conservación de la Fe. En un comienzo perteneció a la circunscripción de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe.

Los arquitectos que realizaron la obra fueron Juan José Fortini (formado en Zurich, habiendo construido casas de renta y viviendas particulares) y Benjamín Pedrotti (formó sociedad con Fortini con quien construyó el Colegio, la iglesia y tal vez la casa parroquial). Los trabajos complementarios continuaron durante los años posteriores a su inauguración.

Además, el mismo movimiento religioso, construyó, al lado de la iglesia, dos colegios: una para niñas y otro para varones, que contaba ya en el año 1934 con 800 alumnos. Recibían escolaridad regular en forma gratuita hasta 6° grado y los alumnos tenían la posibilidad de elegir talleres de corte y confección, bordado y dactilografía. En 1981 el Arzobispado adquirió́ la propiedad lindera para dar mayor cabida a las actividades escolares y parroquiales.
Parroquia de San Francisco Javier

Ernesto Miqueo, en BA Parroquias, detalla sobre el edificio:

  • El flamante exterior, caracterizado por un frontis clásico y dos columnas estriadas, es interrumpido por las tres ventanas de la galería del órgano, una imágen de Nuestra Señora de Luján en un nicho a la izquierda y una cruz de material arriba de las ventanas citadas. Dicho frente fue totalmente remozado en 2013, siendo párroco el P. Martín S. Bracht.
  • Ya en el interior, impacta la amplitud del templo, de una sola nave, con reminiscencias italianas, siendo sus principales ornamentos un grupo de molduras neoclásicas y pilastras corintias.
  • En la diáfana galería del órgano, sobre el nártex, hay estatuas de dos de los Evangelistas: San Lucas con un ternero y San Mateo con un ángel y un libro.
  • En la nave lateral izquierda hay imágenes de Santa Teresita, San Roque y la Inmaculada Concepción, mientras que en la nave derecha se pueden apreciar imágenes de Nuestra Señora del Carmen, San Antonio de Padua y San Cayetano; todas ellas vistas desde el presbiterio hacia la entrada al templo.
  • Los vitrales en el ábside representan a Nuestra Señora de Lourdes, Santa Teresa y San Norberto -el obispo que contribuyó a paliar los efectos del cisma causado por el fallecimiento de Honorio II y combatió la herejía en Cambrai- y San Rafael.
  • Frente a los vitrales se yerguen las imágenes con baldaquinos de San Francisco Javier sosteniendo una cruz, el Sagrado Corazón de Jesús y San José con el Niño.- Bajo la imagen del Sagrado Corazón de Jesús se encuentra una mas pequeña de Nuestra Señora de Luján, Patrona de la Argentina, protegida por un cristal y coronada por un baldaquino neoclásico de mármol.
  • En el extremo derecho del presbiterio se halla el Santísimo Sacramento en un tabernáculo de alabastro y mármol, junto a su correspondiente lámpara y un crucifijo de mediano tamaño a su diestra.
  • El confesionario de roble en la nave lateral derecha, casi junto a la entrada al templo -con su puerta barroca tallada que constituye una acabada muestra de ebanistería- se destaca también entre los varios atractivos del interior.
  • Los vitrales de la puerta de entrada al templo representan:
    • a) el escudo de la familia de San Francisco Javier -donado en memoria de César Augusto Texidor-;
    • b) el símbolo de Ave María Purísima, donado por Clotilde Adelaida Texidor de Fidalgo.
  • Finalmente, destacamos como detalle original una sólida escalera de madera tipo caracol que une el comienzo del templo con el coro superior.
Sobre sus modificaciones

De acuerdo al trabajo publicado por Karina Bazan Carpintero en Habitantes de Buenos Aires, la parroquia tuvo varias modificaciones:

  • En 1952, y como conmemoración de los 400 años del fallecimiento del Santo médico y misionero, en su cúpula se pintó un fresco donde se veía a San Francisco Javier en su lecho de muerte mirando hacia el cielo a Jesús que viene en su búsqueda.
  • Llegados los años 80, la parroquia lidiaba con la escasez de fieles, pero la presencia de un cura joven tercermundista con sueños revolucionarios hizo que, de a poco, se acercaran los jóvenes, algunos de ellos ex alumnos de los colegios.
  • Para 1986 el lugar contaba con un espíritu renovado, aunque con unas instalaciones claramente deterioradas. A partir de allí, y con un nuevo cambio de párroco, comienzan las remodelaciones.
  • En el primer lavado de cara, se repararon y pulieron los bancos, se removieron los altares de los santos y se retiraron de los muros internos las placas de bronce que se habían colocado a través de los años a modo de agradecimientos y recordatorios (las placas nunca volvieron, según testigos de la época, las mismas fueron sustraídas y vendidas al peso a un chatarrero de la zona, quien las cortó para ser fundidas). En el frente se realizó una Ermita, que contenía una virgen de Lujan, y se colocaron rejas internas, que permitían el templo abierto pero no accesible.
  • Más adelante, y por orden del vaticano, se modificó el altar que estaba distribuido para dar la misa de espaldas a los fieles.
  • Esta vez, una importante obra realizada, removió el altar por completo y trasladó el sagrario de mármol hacia un costado. Muchos de los mármoles antiguos no soportaron la manipulación y se partieron, quedando inutilizados. En su lugar se colocaron nuevos de inferior calidad.
  • Las ornamentaciones de los santos, que habían sido removidas con anterioridad, fueron recicladas para hacer un altar a la Virgen de Luján que estaba en el frente, y entronizar la imagen en el templo. En su lugar se empotró una cruz del tercer milenio.
  • Se construyó un campanario improvisado sobre el techo de la secretaria parroquial, por donde se veía bajar la cuerda que movía el badajo.
  • El antiguo Armonio fue rotando por todos los rincones, y la escalera caracol de madera que llevaba al coro fue clausurada con rejas.
  • El fresco descascarado por el tiempo, fue maravillosamente restaurado por un sacerdote, Mario Beveratti, que además contaba con un título en bellas artes.
  • Ya entrados los 90, la parroquia lucía un poco más despojada y distinta.
  • Las obras se trasladaron a la casa parroquial, consistían en la remodelación de una finca lindera al colegio San José, que había sido donada por un vecino décadas atrás y se encontraba en condiciones de abandono.
  • Los curas continuaron desfilando y, en el tiempo que siguió, la reforma le llegó a los colegios. Las monjas se fueron, se le cambiaron los nombres por San Francisco Javier, se incorporó secundario y los edificios fueron remodelados. Seguramente la cuota también aumentó, ya que desde los años 60 eran pagos.
  • Cada tanto el templo sufría una nueva remodelación, que lo despojaba aun mas de su imagen primigenia.
  • Con el nuevo milenio, y una nueva lavada de cara al templo, un día, así sin más, el fresco de la cúpula desapareció.
  • La excusa fue un proyecto con motivo de celebrar el centenario, que contemplaba terminar la construcción que había quedado inconclusa en 1913 y plasmada en los planos originales de 1907. Aparentemente en ellos se proyectaba 3 ventanales de vitraux en el frente, y una gran ornamentación con el nombre del lugar.
  • Una vez más la fachada cambió. La cruz se sacó, se construyeron los ventanales, se colocó un friso con el nombre de la parroquia, se le colocaron columnas romanas. La Virgen de Luján fue a parar a el lugar que alguna vez ocupó el sagrario en el centro del altar, la puerta que conectaba el templo con la Secretaría desapareció, los bancos se achicaron, y algunos santos se esfumaron, mientras que otros cambiaron de lugar, igual que el armonio.
Fuentes:

 

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