Virginia Saidón, desde el #37MarDelPlataFF nos envía la crítica de «Tengo sueños eléctricos», ópera prima de de Valentina Maurel que se presentó en el marco de la Competencia Latinoamericana y que se estrenará en febrero 2023 en los cines de Argentina. #37MarDelPlataFF #VirginiaSaidon #tengosueñoselectricos #ValentinaMaurel #CompetenciaLatinoamericana

Crítica de «Tengo sueños electricos» por Virginia Saidón 

Estreno febrero 2023 en Argentina

«‘Nos queremos a gritos a golpes como animales salvajes, soñando con ser humanos’
Tengo sueños electricos es una película sobre la violencia y también sobre el amor.
Comienza con la separación de los padres de Eva a partir de una terrible pelea. El padre de Eva no puede reprimir sus ataques de ira y su mujer, que no parece poder frenarlo, adopta una actitud que la aleja de la escena, deja de mirar y escuchar, pero en ese accionar, deja expuestas a sus dos hijas. Eva la mayor, no puede dejar de angustiarse por su padre y la más pequeña se hace pis.
La separación lleva a Eva a elegir estar con su padre al que ama y, a diferencia de su madre, del que no puede separarse. Así comienzan a sucederse situaciones violentas a las que queda expuesta y también otras en las que ella misma participa.
La película ejerce un juego doble de fascinación; la de Eva por su padre y la del que mira el film. La violencia crece y somos espectadores de un desenlace donde alguien deberá poner limite. Esto está encarnado tal vez en la ley. Hay una denuncia que Eva realiza contra su padre, con el consentimiento del mismo, como si el ‘afuera’ pudiera frenar ese desborde propio, que él no puede controlar.
Sin embargo, luego las cosas vuelven a su cauce ‘normal’ y Eva regresa con su padre al que aparentemente no se decidió a denunciar. Queda en suspenso una posible resolución del conflicto como si no se encontrara la forma de encararlo y resolverlo.
Probablemente autobiográfica, la película no abre juicio ni muestra una Eva padeciente sino que supone un estilo para el amor tal como dice la frase de la poesía del padre que citamos al comienzo de esta reseña. Es una forma de amar.
Eva, por lo tanto, esta siempre enojada y violenta (aunque una mirada más atenta la encontraría ubicada como un objeto de la violencia de un otro terrible)

La directora Valentina Maurel muestra con crudeza, pero también con cercana verosimilitud, el vínculo que une a Eva con su padre (tal vez el suyo propio) y ambos actores, padre e hija, fueron justamente premiados por la interpretación de sus roles ya que imprimen gran realismo a un vinculo paterno filial tan disfuncional como apasionado.«.

Tengo sueños eléctricos

I Have Electrical Dreams